SOS DEL REY CATÓLICO (Zaragoza)
Primeros de enero de 2023
Con las últimas luces de la tarde hacemos entrada en Sos por la Puerta de La Reina, abierta bajo una sólida y alta torre rematada por una matacana y dos arcos ligeramente apuntados en su base. Es una de las siete puertas que se abren en el formidable recinto amurallado del pueblo.
Sos del Rey Católico se alza sobre la peña Feliciana y a nuestra llegada se nos presenta con las primeras sombras, la soledad y el silencio que solamente rompen los toques de campana de un reloj y los cánticos navideños y villancicos que anuncian la cabalgata de Reyes.
A pocos metros, cuesta arriba por la calle empedada de Juana Enríquez, nos adentramos en la parte más antigua de Sos que conforma el barrio judío y encontraremos nuestro alojamiento en la soberbia Casa del Infanzón. En el conjunto monumental de la zona, esta casa ocupa un lugar privilegiado con su entrada y fachada principal en una esquina y dos entradas, una de ellas reservada al alojamiento de visitantes y la otra para la vivienda particular. Estamos, sin saberlo, en el corazón histórico de la judería.
La primera impresión a la llegada fue la de adentrarnos por un laberinto de piedra con cuestas y esquinas violentas; tan de piedra llegó a parecerme que hubiera podido llegar a creer que calles y casas habían sido talladas directamente sobre la roca. Y cerca anda de ser verdad.
Sos, que siempre fue Sos a secas, recibió el sobrenombre “Del Rey Católico” a mediados del pasado siglo XX- La razón es fácil de entender. Aquí vino a nacer, huyendo de los conflictos del vecino reino de Navarra, Fernando. Cuando contrajo matrimonio con Isabel, heredera de los reinos de León y Castilla, ambos recibirían el apelativo de Reyes Católicos por decisión papal. El palacio donde nació, hoy día musealizado, es el centro de información, actividades culturales y visitas a la ciudad.
El trabajo de recuperación y restauración de este pueblo románico o medieval, además de dotarlo de un auténtico encanto, lo ha convertido en centro de gran atractivo turístico que es hoy día su principal actividad económica y da trabajo a la mayor parte de sus casi quinientos habitantes. Sos del Rey Católico dispone de más casas de alojamiento que de residentes.
El emplazamiento defensivo cuenta con un recinto amurallado en el que se abren siete puertas, tal y como hemos mencionado anteriormente citando la llamada “De la Reina”; recorriendo el perímetro fortificado pudimos descubrir las de “Sangüesa”, “De Poniente o Del Mundo”, “Uncastillo”, “Levante” y el “Portal de Zaragoza”, considerado el principal acceso al núcleo urbano. Sobre un pequeño solar en lo más elevado del cerro de la peña Feliciana se mantiene en pie la torre del homenaje de lo que fue castillo, prácticamente desaparecido al haber sido construido de madera en su mayor parte.
Las sorpresas, además de lo que significa pasear sus calles empedradas, se suceden en el descubrimiento de rincones con encanto como la “Plaza de la Sartén” o el callejón “Salsipuedes” en el Barrio Alto donde todavía pueden observarse los signos judíos en los dinteles de las puertas, algunos tapados y con una cruz tallada por encima para señalar que eran casas de conversos, y en otras casas con símbolos intactos, los de aquellos que las abandonaron tras el decreto de expulsión de 1492. Las puertas y portalones se encuentran bajo arcos ligeramente apuntados formados por dovelas de gran tamaño.
En el recorrido por Sos no podemos dejar de mencionar los secretos que guarda la iglesia de San Esteban y su cripta, situada junto al castillo. El acceso a la iglesia se hace a través de una bella portada románica y su interior alberga, entre otros tesoros, una antigua pila bautismal del siglo VIII y un llamativo órgano barroco. Pero la perla más sorprendente la encontraremos en la cripta del siglo XI llamada de Santa María del Perdón y el espectacular conjunto de pinturas murales góticas que la recubren, ocultas durante siglos bajo los diferentes encalados aplicados, posiblemente, en tiempos de epidemias para prevenir el contagio y que, milagrosamente, las han conservado en un excelente estado para el conocimiento de la historia y disfrute de los visitantes.
Será, sin embargo, la Plaza de la Villa y su Ayuntamiento, edificio renacentista aragonés del siglo XVI con sus arcos de medio punto formando una galería en la planta superior y el llamativo gran alero de madera de su cubierta, el que acogerá de manera condensada lo más importante de lo que fue la vida de la ciudad y sus actividades. Porque en este relativamente pequeño espacio encontraremos nada menos que el Portal de Uncastillo, el Soportal del Mercado y la Lonja medieval. En la unión de los dos arcos interiores que sostienen el Soportal del Mercado se observa un hueco triangular donde se colgaba la balanza romana para medir los pesos oficiales y evitar las trampas o errores de los pesos de los comerciantes; también se puede ver el hueco labrado en la piedra de una vara de medir aragonesa, con idéntico fin. El espacio del portal que da paso a la plaza y la calle principal llamada de Fernando el Católico, respira el aire auténtico de lo medieval y renacentista, lugar muy apropiado para refugiarse de las inclemencias a la hora del mercado, pues se extiende bajo sus arcos hasta la Lonja medieval donde también se reunía el concejo. Se encuentran en el mismo lugar los dos orificios excavados donde se conservaba el hielo. El edificio que se eleva sobre el portal está destinado a biblioteca municipal. Como curiosidad, también merece la pena anotar un detalle que puede pasar inadvertido, y es que en uno de los muros puede encontrarse un sillar labrado con la fecha de un eclipse solar. La piedra, que estaría en algún otro lugar, fue utilizada en la restauración del portal y colocada de manera que la fecha aparece dada la vuelta. Es interesante porque resulta ser un testimonio raro o poco usual y muestra la importancia que se les daba a estos fenómenos astronómicos.
Si queremos continuar refiriéndonos a sorpresas, por qué no señalar el rastro dejado por el director de cine Berlanga que rodó aquí “La vaquilla”, basada de manera inteligentemente humorística –la mejor manera de tratar un tema serio- en lo que fue la tragedia de la guerra civil española de 1936. Una estatua descalza, en posición sentada y de bronce, ocupa el rincón de una plazoleta a los pies del castillo, y por diferentes puntos del pueblo se colocaron algunas sillas, también de bronce, con los nombres del reparto de los artistas de la película. Y como anécdota y sorpresa, mencionemos la placa y el espacio reservado para recordar a las víctimas de la pandemia del coronavirus, el covid-19, de 2020
Y la gastronomía. Además del Parador Nacional, podemos elegir buenos restaurantes, casi todos ubicados en la calle de Fernando el Católico. Nuestra experiencia en El Leñador fue bastante buena. Se accede al comedor situado en el primer piso a través de una taberna de cálido y agradable ambiente; la sala, como para unas veinticinco o treinta personas, resulta acogedora y tranquila, conservando su suelo de madera y decoración. Los platos elegidos, unas pochas, manitas de cerdo y chuletillas de cordero, bien preparados. El precio del menú, incluida la bebida y el postre, fue de 19 euros sin IVA. El vino ofrecido, de Cariñena, muy correcto, con el toque peculiar –pero sin estridencias- de los vinos aragoneses. La experiencia del Bar Landa, más popular, mucho más allá de la amabilidad y simpatía de los propietarios, no se puede decir que fuera un dechado de aciertos; de tal modo que ni en la elaboración, ni en el servicio de platos recalentados, con exceso de grasa, y un desorden total en el servicio trayéndonos una sopa en mitad del resto de los platos servidos en un comedor anodino, una terraza cubierta y desangelada sin el menor encanto. La abundante cantidad de la comida no hace mejor el resultado. Se ofrece el bar como casa de comidas caseras y tradicionales, pero esto sólo queda en el nombre. Es posible, sin embargo, que funcione mejor para el consumo de tapas.
En cualquier visita o viaje siempre hay luces y sombras. Todo contribuye a su interés. Incluso la coincidencia de la Noche de Reyes con su cabalgata y reparto de juguetes. En el caso de Sos del Rey Católico el atractivo monumental e histórico es enorme, como agradable el trato de sus gentes y las posibilidades de disfrutar una estancia que invite a volver. Y eso es lo importante.
González Alonso
FOTOGRAFÍAS DE: SOS DEL REY CATÓLICO (ZARAGOZA)
Conozco el lugar y agradezco este recorrido tuyo que la memoria agradece.
Gran abrazo.
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Para mí, Isabel, significó todo un descubrimiento. Muchas gracias y un abrazo.
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