LA FOZ DE LUMBIER (Navarra)

P1230882La foz de Lumbier
Navarra.- enero de 2023

Quedaron atrás las tierras aragonesas y la autopista enfila camino de Pamplona; apenas a 43 kilómetros de la capital navarra aparece a nuestra derecha la indicación a Lumbier. Desde la misma autopista puede distinguirse el río Irati y la entrada a la foz de Lumbier. Poco más adelante, tomaremos el desvío. Una carretera comarcal nos conducirá, atravesando los prados todavía con el frío de la mañana de enero, hasta un amplio aparcamiento desde el que hacer la ruta de este renombrado cañón que cierra su entrada a los vehículos una barrera.

La estrecha garganta tallada en la roca con paciencia de milenios por la erosión del río Irati se presenta con su belleza natural a través de la senda dejada por el recorrido del primer tren electrificado de España. Atravesamos un corto túnel y las paredes verticales del desfiladero acogen el silencio apenas roto por las aguas del río y los graznidos de las aves rapaces que sobrevuelan el cielo de los acantilados, buitres, alimoches, halcones, quebrantahuesos y vencejos, indiferentes al paso de los humanos en su atenta búsqueda de alimento y la custodia de los nidos.

P1230884A lo largo del ameno recorrido pueden verse todavía los postes desmochados de hormigón que en su día sostenían los cables del tendido eléctrico del tren de Irati. A la derecha, de tramo en tramo, unos postes informativos nos hablan de la historia de la foz y la vida de sus habitantes naturales, peces, árboles, vegetación y aves, invitando al silencio y la contemplación respetuosa de un paisaje tan hermoso como vivo.

No es, ciertamente, la garganta más larga con sus 1.300 metros de longitud ni la más escarpada con sus cotas máximas de 150 metros de grietas, roturas y repisas en las que anidan las aves. Pero es indudablemente hermosa y acogedora regalándonos una paz que sólo se consigue respirar en parajes naturales en los que la mano del hombre se ha retirado o que deja una huella casi invisible. Sigue leyendo

Las Bardenas Reales .- Navarra

Las Bardenas Reales
13,14 y 15 de mayo de 2016

En tierras fronterizas de los viejos reinos cristianos de Navarra y Aragón se encuentran las Bardenas Reales. El objetivo de este fin de semana de mayo, compartido con los ocho amigos que forman las cuatro parejas que inauguraron hace dos años esta sana costumbre de compartir horas, paisajes, buenos recuerdos, canciones de las de entonces de los famosos 60, buen humor, algún comentario sobre política general, visitas culturales y los etcéteras que es fácil suponer, el objetivo, digo, era para unos conocer este entorno  declarado Reserva ce la Biosfera, y para otros, volver a visitarlo.

La llegada y plaza de asentamiento desde la que acceder a las Bardenas resultó ser Cabanillas. Poco que resaltar urbanísticamente de este pueblón ancho y de largas calles rectilíneas con casas, afortunadamente, de planta y piso o dos alturas máximo, de corte anodino y entre las que se espigan algunas que fueron antiguas, medianamente conservadas, en los alrededores de la alargada plaza del Ayuntamiento con su edificio consistorial de reciente y escaso gusto en su reconstrucción. Conserva el pueblo, no obstante, su iglesia de San Juan de interesantes trazos románicos y hermoso ábside. La iglesia, bien restaurada, permite distinguir con claridad los elementos reconstruidos o los agregados sin que suponga un atentado estético o arquitectónico. Pueblo de larga historia, como se atestigua sabiendo que, una vez conquistada la zona a los musulmanes, el rey aragonés Alfonso el Batallador concede el Fuero de Cornago “a los que vinieren a poblar el lugar de Cabanillas”, apareciendo por primera vez registrado tal nombre en los anales de la historia. Sigue leyendo