Paseo de febrero por Las Arenas (Vizcaya)
Las Arenas, febrero de 2022
El sol tibio de febrero se deja sorprender, inocente, por algunas breves ráfagas de viento frío. El cielo luce azul. En la margen derecha de la ría se abre el paseo hacia el puente colgante, puente de Portugalete en las canciones, Puente de Vizcaya o Bizkaiko Zubia en su denominación oficial en euskera. Antes, una barcaza o bote de madera conocido como «el gasolino«, va y viene de una orilla a la otra con su ronquido traqueteante del motor trayendo y llevando a las gentes de domingo que buscan en un lado la animación del entorno de Portugalete en su parte antigua y pegada a la ría, con su plaza y kiosco de la música rodeado de plátanos recién podados, la fachada noble del Ayuntamiento y el remozado hotel; y en el otro lado, las gentes buscan el largo y amplio paseo que se abre en la desembocadura del río Nervión dibujando una extensa curva.
Las aguas reflejan un claro verdor y discurren blandamente apenas rizadas por los golpes de viento. Ría arriba media docena de canoas reman contra corriente; una trainera desciende pegada al muro del otro extremo. La gente, pasea; algunos, protegidos por las mascarillas que ya forman parte de atuendo diario en estos dos largos años de pandemia. La mayoría, sin embargo, ha decidido prescindir de ellas acogiéndose a las últimas disposiciones oficiales y ante la seguridad que ofrece la poca afluencia de paseantes a esta hora de la mañana. El sol de invierno pone una nota de tranquila alegría al ambiente. El muelle de Churruca se alarga y adentra en el mar señalando a la ría su ruta y separándola de la pequeña playa que flanquea, al otro extremo, el puerto deportivo. Sigue leyendo