Lisboa, cinco días de enero (2012)

La Baixa en Lisboa.Desembocadura del Tajo. Puente 25 de Abril en Lisboa..Tranvías en Lisboa.
Lisboa, cinco días de enero (2012)

O pessimismo é bom quando é fonte
de energía.- F.Pessoa

Cuatro ocasiones para visitar Lisboa y cuatro sorpresas de una ciudad siempre la misma y siempre diferente. Pienso que, de igual modo, podrían ser cuatrocientas las veces y otras tantas las sorpresas. Tal vez  Lisboa,  me atrevo a sugerir, sea  una buena definición de Portugal y de la manera de ser portuguesa. Las calles angostas y sinuosas dibujan un alma atormentada por un marcado pesimismo como fuente de energía, en palabras de Fernando Pessoa; las aguas dulces del Tajo se abren a la amargura de una mar oceánica en la amplia sonrisa del estuario que   forma el Mar de la Paja; la desazón de la aventura y la ausencia son fados en Alfama y el Chiado; se extiende la razón y la geometría desde la Baixa a la Avenida da Liberdade en las ideas ilustradas del Marqués de Pombal; se alza la dignidad de ser portugués en los edificios apenas sostenidos por la sola voluntad de estar en pie, dando, infatigables, la cara al tiempo. No sé, yo diría que esta ciudad magnífica que se multiplica por sus más de siete colinas, tiene vocación de permanecer fiel a sí misma, obviando cambios inútiles. Así, cuando numerosas ciudades españolas y europeas vuelven a descubrir los tranvías, Lisboa no había dejado de viajar en ellos, los de verdad, de los que sirven para traerte y llevarte en el traqueteo de sus hierros y maderas, desafiando espacios imposibles entre esquinas que se tocan en cada curva.

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