Bariloche y El Bolsón (14, 15, 16 de noviembre de 2013)
El viaje desde Villa La Angostura hacia Bariloche arranca con lluvia y poco a poco va cambiando, sucediéndose los claros y las nubes, la bruma y el camino despejado. Los contrastes de paisajes resultan abrumadores en el contraste de la espesura de los bosques a los espacios más abiertos y de montañas sin arbolado en las que domina el monte bajo. Puede avistarse ganado vacuno y caballar. Los ríos son caudalosos; uno de ellos alimenta un mar interior en forma de presa hidráulica. Tomando el desvío hacia El Bolsón y Bariloche se cruza a través de un puente este inmenso lago artificial en el país de los inmensos lagos naturales. El paisaje continúa acompañado por la extensión de los distintos ramales del embalse. Poco a poco las cumbres se oscurecen con sus nieves en lo más alto hasta llegar a un valle y encrucijada de ensueño que recibe el sobrenombre de Valle Encantado. Las aguas remansadas dejan reflejar las montañas erosionadas de formas caprichosas. El verdor inunda las riberas y los árboles se arremolinan hasta entrar en las aguas.
Al acercarse a Bariloche aparece de nuevo el mítico lago Nahuel Huapi. En la carretera nos cruzamos con una carrera de coches deportivos de época. Llueve y deja de llover, asoma el sol y vuelve esconderse jugando con el día. La carretera despide vapor y forma una neblina que a veces se convierte en niebla densa; desparece tal y como aparece y todo el trayecto, una vez dejado el desvío y entrada a Bariloche, se encajona entre árboles, retama cerrada de flores de intenso amarillo sin perder de vista el agua del lago a nuestra derecha. Sigue leyendo