Ciudad Real, en las rutas manchegas del Quijote

Ciudad Real, en las rutas manchegas del Quijote

Almagro.-Teatro.Almagro.- Baile de Fuenteofejuna.-Lope de Vega.Almagro, teatro clásico.

Siempre aprovechando la oportunidad de Almagro y su Festival Internacional de Teatro Clásico, se puede echar una mirada a los paisajes que conforman la topografía del Quijote, buscar molinos, sierras, bosquecillos, ríos, cuevas, lagunas o campos abiertos sobre los que la imaginación del ingenioso hidalgo quiso ver ejércitos, castillos, gigantes, princesas o forzados a los que liberar.

Almagro, ciudad bien conocida por la configuración tan rectangular y porticada de su Plaza Mayor, de miradores pintados de verde, Corral de Comedias, Ayuntamiento con fachada de piedra sillar al este de la plaza y al oeste la estatua ecuestre de Diego de Almagro, adelantado de Chile, en medio de un pequeño jardín bien arbolado, ofrece –además- el paseo por sus calles medievales empedradas, palacios y casonas blasonadas con sus paredes blancas, grandes portalones y estupendas forjas en las ventanas. También te regala las estancias del magnífico convento franciscano del siglo XVI hoy convertido en Parador Nacional.

pinchos de atún rojo de AlmagroOtras distracciones culturales al calor veraniego del teatro vienen a sumarse a las tradiciones gastronómicas manchegas de sus fogones. De lo sencillo y popular en tascas y posadas a lo exigente y selecto de otros restaurantes como el del Parador Nacional. Para todos los gustos y bolsillos. Esta vez, que no será la última, mencionaré los estupendos helados presentados en copa de la heladería aledaña al Corral de Comedias y las tapas de La Posada de Almagro en la calle San Bartolomé, que arranca de la misma Plaza Mayor por su lado oeste. Cenando tapas variadas, La Posada de Almagro puede ofrecerte un exquisito atún rojo con cebolla caramelizada, unas bien elaboradas croquetas de jamón o langostinos o el bocado crujiente y calentito de unas costras de queso. La lista de tapas se continúa con, entre otras de Sigue leyendo

Anuncio publicitario

Buenos Aires, segundo paso de baile de un tango interminable

Buenos Aires, segundo paso de baile de un tango interminable. (1,2,3 y 8,9,10,11,12 de diciembre de 2013)

Tango en Buenos AiresHacía más de dos meses de la primera visita a Buenos Aires y ya la echaba en falta. Es fácil enamorarse de la ciudad porteña marcada por el eclecticismo de sus construcciones, su colorido, sus librerías, sus gentes y su ambiente cultural. Aunque conocerla a fondo no es tan sencillo. Puede llevarte meses, incluso años o toda una vida, desvelar las muchas y variadas claves de su razón de existir.

Digamos, en principio, que la capital federal argentina es muy grande. En sus cuarenta y ocho barrios aglutina casi trece millones de habitantes. Pero, aunque nos quedemos con los barrios más céntricos y señalados de la ciudad acostada al Río de la Plata, tenemos que hablar de casi tres millones de porteños. Ciudad grande y controvertida, de fuertes contrastes. Del barrio colorista de Boca, con tirón turístico de tango y la calle Caminito, pegado a los muelles del Río de la Plata, podemos pasar al de El Retiro, el de Recoleta, bien trazado, con abundante arbolado, de estilo colonial, o al de Palermo o Belgrano.

Sigue leyendo

Venecia hasta Murano, Burano y Lido

.

Venecia

Del abrazo entre el río Po y el mar Adriático, nace la ciudad de Venecia. El amor del agua la sostiene, la misma pasión que la hunde hasta sumergirla en el sueño definitivo del tiempo. Pero aún, en medio de la luz resplandeciente de la bahía, la ciudad suspira enamorada.

¿Merece la pena visitar Venecia? La respuesta es que sí, sin dudarlo. Por encima del tumulto turístico y la impronta que marca, desvistiéndola de su estilo de vida centenario, banalizando el consumo de arte, dibujando lo artificioso de algunas costumbres, vale la pena caminar sus estrechas calles, atravesar sus puentes, navegar por sus canales. A fin de cuentas, ¿no sigue siendo Venecia lo que siempre fué, una ciudad comercial? Pues hoy día, el turismo no deja de ser una industria rentable y los venecianos, sustituyendo las caras mercancias de Oriente y el trasiego de la ruta de la seda por el turismo, atraen a su ciudad a gentes de todo el mundo; pero, sobre todo, a los asiáticos.

.

El Gran Canal, arteria principal de la ciudad, es una sucesión asombrosa de palacios con el agua subiéndoles por los portales y las escaleras de mármol. Las fachadas resultan ser un alarde de belleza en la multiplicación de amplios ventanales con arcos renacentistas de medio punto y conopiales, columnas, bajorrelieves, mármoles, colores y hasta representaciones pictóricas completas de grandes dimensiones en todo su frente. La mayoría de ellos se han convertido en hoteles; otros, en museos; algunos otros parecen barcos a la deriva aparentemente dados al abandono; todos, se mezclan con iglesias que van jalonando las sinuosidades de esta deslumbrante vía acuática veneciana.

Sigue leyendo

Berlín, un viaje de 2010

BERLÍN (2010)

Acercarse a Berlín desposeído  de la idea de las grandes guerras del 14 y del 40, parece difícil. Dejémoslo en imposible. Mejor, aceptar la visita marcada de antemano por la división del muro de la vergüenza, los ecos de la metralla, la persecución de los judíos, el búnker de Hitler y las bombas aliadas arrasando el ochenta por ciento de la ciudad. Y así llegas al aeropuerto de Tegel.

La primera sorpresa viene servida en forma de taxista; un joven negro con acento cubano y un sentido del humor a prueba de bombas. ¡Qué bien hablas español! – aventuro – seguro que eres cubano… ¡Soy japonés! – me espeta – Cara de sorpresa, pero insisto – ¿y dónde aprendiste a hablar español? – En Cuba. Luego, ríe. A continuación sube al taxi una pareja. También hablan español. De Puerto Rico. Se despachan a gusto, cubano y puertorriqueños, conversando sobre los EEUU, Cuba y el modo de vida europeo. Lo que más valoran de Europa es el régimen de la seguridad social y las prestaciones médicas. De vez en cuando la mujer vuelve al tema de las maletas que les extraviaron en un aeropuerto estadounidense y deja manifestar su cabreo y preocupación. Me cuesta trabajo hacerme a la idea de que estoy en Alemania mientras el taxi recorre ya las avenidas berlinesas de lo que fue el lado Este, atravesado por tranvías, con edificios poco atractivos y jardines descuidados.

Alexanderplatz no es una gran plaza. El edificio del hotel, un rascacielos de treinta y ocho pisos y paredes acristaladas y la gigantesca torre de la televisión, un pirulí de más de trescientos sesenta metros de altura con un inmenso restaurante giratorio en su cúpula, dominan la vista del extenso Berlín. Al lado, el llamado Ayuntamiento Rojo (por el color de los ladrillos) o Rotes Rathaus, la impresionante fuente de Neptuno y las severas estatuas de Marx y Engels. Muy cerca, Nikolaiviertel, núcleo berlinés del siglo XIII, reconstruido con cierto gusto, amable, de calles adoquinadas en torno a la Nikolaikirche o iglesia de Nicolás, se tiende apacible a orillas del río Spree. Un poco más allá, en la otra margen del río, la catedral de Berlín (protestante) y el acceso a la isla de los museos, entre los que cabe destacar el de Pérgamo con sus imponentes monumentos babilónicos, la puerta del mercado de Mileto o el mítico altar de Pérgamo. Sigue leyendo

Viena y Salzsburgo, 2008

Viena y Salzburgo, 2008

La antigua Vindobona o “ciudad blanca” en su origen celta que es ahora Viena, sinónimo latino de Viana o Veana, “monte o colina”, no puede entenderse sin sus esencias austriacas empapadas de Danubio, música, filosofía, psicoanálisis, pintura y poesía. Hay nombres para todas y cada una de las artes que se acogieron y acogen a la fascinación de la capital de Austria. Pongamos, entre otros, a Otto Bauer o a Max Adler, teóricos del marxismo desde el intento de combinar socialismo y nacionalismo o de aproximarlo desde la filosofía kantiana, dando origen a la socialdemocracia europea del siglo XIX. Y sigamos con Sigmund Freud, Gustav Klimt, W.Amadeus Mozart, Josephe Haydn, Schubert, Gustav Mahler, Johann Strauss (o el rey del vals), el poeta Schiller con monumento frente a la Academia de Bellas Artes y delante del escritor alemán Goethe. En la arquitectura descuella la figura señera del valedor de la arquitectura funcional y defensor de la recuperación del clasicismo Otto Wagner; pero no puede dejarse de admirar la huella de otro arquitecto, F. Hundertwasser, en edificios tan espectaculares como el Hundertwasserhaus, de alegres colores azules, blancos, rojos y amarillos, suelos irregulares, tejados cubiertos de jardines y ventanas desiguales, inaugurado en 1986.

Sigue leyendo