Elvas (Portugal)

P1230302Elvas (Portugal)
11 de septiembre de 2022

A escasos kilómetros de Badajoz encontramos el paso a Portugal. Una vez atravesado el Guadiana por el puente 25 de Abril, un guiño de la parte española a Portugal y su Revolución de los Claveles, y apenas recorridos unos kilómetros, llegaremos a la frontera hispanolusa en el río Caya y el puente internacional que lleva el nombre del escritor portugués, y español de vocación, José Saramago. La flamante autopista que une ambas márgenes del río y ambos países ayuda a dar un aire de unidad y continuidad al territorio. Es una sensación agradable. No hay frontera. Y entonces te das cuenta de lo artificioso y antinatural que resultan todas las fronteras. Nada cambia en el paisaje, las mismas tierras, el mismo cielo y las mismas preocupaciones de las gentes que atesoran su lenguaje, sus costumbres, muchas de ellas compartidas con una historia también común.

P1230296Enseguida llegaremos a Elvas; elevada sobre un cerro, su acceso se hace a través de una extensa zona arbolada en la parte baja convertida en parque. Sobre el lugar, destaca la silueta de un acueducto, llamado Da Amoreira, del siglo XVI. Dejamos allí el coche y, paseando, ascendemos la cuesta que nos adentra en la ciudad portuguesa.

Conserva Elvas su traza defensiva. Ciudad del Alentejo (Al otro lado del Tajo)  fuertemente fortificada en todo su perímetro, nos habla de su carácter militar y fronterizo, al igual que Badajoz en la parte extremeña de España.

A través de una de sus puertas ascendemos y nos adentramos en la ciudad intramuros encontrándonos con una amplia y bien trazada plaza que acoge algunos organismos oficiales, con numerosos bares y restaurantes en su perímetro, en parte porticado, y con la iglesia de Ntra. Sra. De la Asunción en uno de sus extremos, elevándose con sobriedad monumental sobre una gran escalinata.

P1230300El aire es veraniego, caluroso y apacible. Entramos en la oficina de turismo y visitamos la iglesia. Una mujer que atendía tras una mesa a los visitantes, en perfecto español, nos explica y responde a algunas preguntas sobre su arquitectura e historia. Habla con indisimulado orgullo y con sencillez de su pasado y su presente. En Elvas no tienes problema con el idioma, pues casi todo el mundo se defiende bien en español. Es admirable la facilidad que tienen los portugueses para entendernos y hacerse entender, lo que no ocurre en la misma medida con los españoles para entender y expresarse en portugués.

Cuesta arriba, callejeando, alcanzamos el punto más elevado de la colina dominado por el castillo. Este bastión fue reconstruido sobre otro islámico por el rey portugués Sancho II tras la conquista de Elvas en el siglo XIII. No es de grandes proporciones; pero es que Elvas, en sí, ya es un castillo. Cerca, el cementerio de los ingleses, iglesias como la de San Juan,P1230315 restos de cuarteles, el convento de Santa Clara y la judería con sus rasgos característicos y su bien conservada y restaurada sinagoga. Todo el barrio se sujeta y extiende por la ladera de la colina entre estrechas callejuelas. Allí encontraremos el establecimiento centenario de la Fábrica-Museo de las Ciruelas de Elvas, donde saber del proceso artesanal en la producción de frutas escarchadas, o conservadas en azúcar, como las famosas ciruelas reina-claudia.

Y el paseo entre callejas y doblando esquinas nos devuelve a la gran Plaza de la República con sus soportales, la Cámara Municipal la precitada iglesia de Ntra. Señora de la Asunción, el Museo de Arte Sacro, la Oficina de Turismo y la Casa de Cultura. Hay, también, un aparcamiento subterráneo para quienes accedan al centro de la ciudad en coche.

Casualmente, la mujer que nos había informado en la visita a la iglesia de la plaza también estaba buscando a esa misma hora un restaurante para almorzar. Al parecer era festivo y no todos los establecimientos estaban abiertos como ocurre habitualmente. Pero no tuvimos que esperar nada para instalarnos en una mesa de terraza y entregarnos al menú que se ofrecía, especialmente portugués y alentejano. No puede dejar de ser degustada la típica sopa ni pasar por alto el bacalao. El restaurante, por lo que parece, está ubicado en lo que puede ser o haber sido un casino o sociedad cultural de aire decimonónico en su mobiliario, puertas, techos estancias.

Y las horas de sobremesa, a la sombra, se dejan ir por la tarde de Elvas sin sobresaltos y con la pereza de despedirse de esta bella y amable ciudad, antaño fortificada para la guerra y hoy fortificada para el entendimiento y la paz. Que cunda el ejemplo.

González Alonso

P1230309

MÁS FOTOS: ELVAS, CIUDAD FRONTERIZA DE PORTUGAL

Deja un comentario