Burgos y Atapuerca
La ciudad castellanoleonesa de Burgos va más allá en su memoria de lo que fue su fundación medieval en el siglo IX formando parte del Reino de León, el mayor y más importante de los reinos cristianos peninsulares. Ya en los alrededores de los cerros del Castillo y de San Miguel se encontraron restos de asentamientos neolíticos, de la Edad del Bronce y de la Primera Edad del Hierro. Ahora, apenas a 15 kilómetros de la ciudad, el pasado remoto de las tierras burgalesas se derrama por la herida del ferrocarril y la trinchera abierta para un tren de vía estrecha que sirvió al transporte de mineral de hierro y carbón a la incipiente industria metalúrgica vasca a través del llamado Corredor de la Bureba. El corte en el terreno atravesó varias cuevas con sedimentos prehistóricos en sus más de 500 metros de longitud y 20 de altura, que resultaron ser de un extraordinario valor arqueológico; tanto es así que en este espectacular yacimiento, no lejos del paso del histórico Camino de Santiago, se han hallado los restos del denominado Homo Antecesor con sus más de 900.000 años de antigüedad a sus espaldas, y restos de otras cinco especies de homínidos.
De repente, en 1992, Atapuerca entra en el mapa europeo y mundial de la arqueología prehistórica ocupando un lugar de singular relevancia y convirtiéndose, a tenor de los descubrimientos realizados, en un referente inexcusable de los estudios prehistóricos.
La visita de las excavaciones está bien organizada de manera muy ordenada, resultando –además de instructivo- grato para el visitante. La Cueva Fantasma, Cueva Mayor, la Cueva del Silo con la Sima del Elefante y la espectacular Sima de los Huesos, forman un conjunto amplio, variado y complejo, en el que las excavaciones y descubrimientos continúan dando sus frutos. En la llamada Cueva del Tiempo la visita se completa con una proyección explicativa de los trabajos realizados hasta la fecha, su significado y trascendencia, así como el modo de vida de esos antepasados de los humanos que habitaron las tierras burgalesas. Sigue leyendo