Alquézar

P1230569ALQUÉZAR (Huesca)
2 y 3 de enero de 2023

Sobre la margen derecha del río Vero, aupado a la cima rocosa de la montaña, se levanta la Colegiata que fue antes iglesia románica y antes castillo árabe mandado construir en el siglo IX por Jalaf Ibn Rasid, dominando el impresionante cañón formado a golpe de agua y años por el incansable río. Y a los pies de la colegiata, agarrándose a la ladera, el pueblo de Alquézar, variante de alcázar, que es el nombre árabe de castillo.

Cuando aparece ante la vista el pueblo de Alquézar sorprende e impresiona no solamente su localización, sino también la perfecta estructura de sus casas y el homogéneo color terroso de sus fachadas con el color rojo de sus tejados, casi todos a un agua y descolgándose unos sobre otros mirando al vacío. Estas cubiertas de una única vertiente se repiten también sobre las balconadas de las casas que sostienen columnas de fuste cilíndrico y entre ellas se dibujan diferentes clases de arcos. El conjunto es espectacular a cualquier hora del día, pero al atardecer, estando el pueblo orientado a poniente, la luz hace vibrar en colores rojizos y dorados la Colegiata y las viviendas del lugar.

P1230573Alquézar conserva con toda su pureza el trazado medieval de sus callejuelas, cuestas, escaleras y pasos subterráneos para unir las calles; desde su pequeña Plaza Mayor, con soportales, el pueblo se desparrama en un laberinto de bellos rincones, portalones, fachadas y portadas con escudos de armas. El barrio judío, si cabe aún más laberíntico, acoge edificios con arcos formados por grandes dovelas en sus entradas y algunas señales grabadas en los dinteles de las puertas todavía reconocibles. La huella árabe y judía del periodo medieval se mantiene y sustenta en un cuidado trabajo de restauración y conservación de todo el perímetro urbano que hace posible el milagro de Alquézar.

Y, en medio del silencio con que la Naturaleza envuelve el pueblo y el olor a leña que desprenden las chimeneas, la magia del toque de campanas marcando cada cuarto, media, tres cuartos y las horas de los relojes de las torres de la iglesia de San Miguel y  la Colegiata. Así transcurren los días y las noches, en ese incesante tañer que parece arroparse de las emociones del momento, a veces triste, otras descuidado y ausente, a veces alegre.

La llegada a Alquézar viniendo desde Zaragoza hasta Huesca se hace tras recorrer los paisajes que va atravesando con paciencia la carretera. Primero franqueas un entorno montañoso de escasa elevación y semidesértico, anuncio de lo que son los verdaderos Monegros; después, dejando atrás la ciudad de Huesca, el panorama se encrespa y se abren pasos estrechos, la vegetación se crece de encinares y la campiña luce sus verdes campos cultivados. A medida que te acercas a Alquézar van haciendo aparición los almendros, los olivares con su aceituna autóctona, la alquezrana, y las viñas que nos dan los caldos somontanos, reposados y agradables en su naturalidad, vinos de año que no mejoran los crianzas o los reservas de otras tierras. Estamos en la comarca del Somontano y, aunque la altura no es muy elevada, el clima frío –en estos tiempos menos frío- favorece la buena elaboración de embutidos y la cura de los jamones. Todo, siendo actual, está servido en el estuche del tiempo y el respeto del medioambiente.

IMG-20230103-WA0002Del respeto por el medioambiente y la explotación inteligente de los recursos naturales podemos aprender en la visita al cañón formado por el río Vero que corta en una garganta, foz o desfiladero, la montaña. Descendiendo abruptamente por un estrecho brazo de esta garganta, rodeada de espesa vegetación y arbolado, nos protegen y dan respeto las enormes paredes verticales por las que el agua ha ido abriéndose paso. Al final, atravesando las numerosas escaleras de madera dispuestas para hacer la ruta, llegamos a un espacio más abierto a donde llega el rumor inconfundible del río. Las aguas se remansan o corren impetuosas reflejando su color esmeralda y cantando su sinfonía de vida. Un gran covachón, muros de roca por los que trepan algunas plantas, y el curso del río abriéndose en meandros y pasos estrechos conforman la vista a lo largo de todo su recorrido. Cuando se hace imposible seguir el curso del río Vero por sus márgenes unas pasarelas colgadas sobre las paredes del cañón a una altura de más de 50 metros nos permiten seguir el paseo. Una antigua represa usada antiguamente para desviar el agua hacia un molino harinero a unos doscientos metros más abajo y que luego sirvió de minicentral hidroeléctrica, nos sorprende con su salto de agua en una cascada seminatural que deja una amplia y profunda poza a sus pies. Todo el recorrido resulta intenso, además de interesante.

P1230637A la salida del cañón, cuando éste se abre un poco más y permite caminar por pistas abiertas a sus lados, la senda de uña continúa atravesando un puente de piedra, llamado de Fuendebaños, con tres arcos apuntados de gran altura, hacia los pueblos próximos. Fue una vía de comunicación y transporte importante del cereal para llevarlo a los molinos harineros de los que aún quedan vestigios, incluso uno de ellos todavía habitado, a lo que parece, en las dependencias aledañas.

Pasear el silencio sinuoso de las callejuelas de Alquézar, dejarse sorprender por sus rinconadas, descubrir algunas obras de arte desafiantemente modernas, pero bien integradas según la idiosincrasia histórica y urbanística del pueblo, o la actuación respetuosa de nuevas construcciones como la de una torre de corte medieval en un extremo del pueblo sin otra función clara, salvo la estética, son cosas que agradecerá el visitante. Pero como nada hay que dejar al azar, la gastronomía tampoco puede dejarse a un lado. En el barrio judío, instalados en la Casa Jabonero y a treinta metros escasos de la ermita de la Virgen de Las Nieves, pudimos dar descanso a las noches y gusto a los sentidos con el repertorio de sus platos y el ameno vino somontano servido para la ocasión. No hay más que pedir; queda a salvo el propósito de repetir la visita y ampliar el conocimiento y disfrute del privilegiado entorno de Alquézar.

González Alonso
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PARA VER: FOTOGRAFÍAS DE ALQUÉZAR Y EL CAÑÓN DEL RÍO VERO

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2 comentarios en “Alquézar

    • Estoy convencido de que tú le habrías sacado mucho mejor partido que yo a las fotos, pero sirven para hacerse una idea de lo que son esos paisajes tan espectaculares que nos empeñamos en buscarlos fuera cuando están tan cerca. Gracias, CarMac. Un placer recibir tu visita. Salud.

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